Nuestro corazón es diferente al de Dios. Llenamos nuestros corazones con dificultades y cargas, tratando de tomar responsabilidad por ello, sin que el Señor nos ayude. Hay veces que hacemos dominar nuestros corazones en lugar de Dios. En el libro de Génesis explica la palabra de cómo podemos convertirnos en un solo corazón con Dios.  Cuando dependemos del Señor, el Señor seguramente nos ayudará. Eso significa dejarle a Dios que vaya al mejor camino. El libro de Génesis nos dice que neguemos nuestros pensamientos y corazones, sólo para experimentar la promesa y la guía a una vida bendecida. Con la promesa de Dios, podemos movernos y dejar nuestros corazones al Señor y recibir el tiempo más precioso.